miércoles, 15 de diciembre de 2010

LOS REYES MAGOS EXISTEN...!!!!!

 Cuánta falta me hubiera hecho el año pasado. He llorado un montón pensando en Javi, cuando tuve que decirle que no le engañábamos, que le queríamos y que su felicidad era lo más importante para nosotros y  la de su hermano. 
Es la mejor explicación sobre Los Reyes que he leido nunca

 AHORA SI QUE NO TENGO DUDAS!!!!!Los Reyes Magos son verdad
  Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a  escucharle como todos los días lo que su hijo le contaba de sus actividades en el colegio, cuando éste en voz algo baja, como con  miedo, le dijo:
- ¿Papa?
 - Sí, hijo, cuéntame
 - Oye, quiero... que me digas la verdad
 - Claro, hijo. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido
 - Es que... -titubeó Javier
 - Dime, hijo, dime.
 - Papá, ¿existen los Reyes Magos?
 El padre se quedó mudo, miró a su mujer, intentando  descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro  tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.
- Los niños dicen que son los padres. ¿Es verdad?
 La nueva pregunta de Javier le obligó a volver la mirada hacia el  y tragando saliva le dijo:
- ¿Y tú qué crees? 

- Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como los niños dicen eso...
- Mira, cariño, efectivamente son los padres los que ponen los regalos  pero... 
 - ¿Entonces es verdad? -cortó el niño con los ojos humedecidos-. ¡Me  habéis engañado!
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que  existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos su cara .
 - Entonces no lo entiendo. papá.
  - Siéntate, y escucha esta historia que te voy a contar  porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el  padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.

 Javier se sentó entre sus padres ansioso de escuchar cualquier cosa  que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:
 - Cuando el Niño Jesus nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados  por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le  llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor,
dijo:
 - ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a  todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de  hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de  niños como hay en el mundo.
 Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos  compañeros con cara de alegría, comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque  somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder  recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero  sería tan bonito.
 Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían  realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el  Portal:
- Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros  regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?
- ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño  que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos,  pero no podemos tener tantos pajes., no existen tantos.
- No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los  tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.
- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben  querer mucho a los niños? -preguntó Dios.
- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes. 
 - Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez  más entusiasmados los tres. 
 - Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los  niños y los conozca mejor que sus propios padres?
 Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que  Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:
 - Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres  Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos  regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos  los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También
ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se  haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades,  los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.
 Cuando el padre  hubo terminado de contar esta historia, el niño se levantó y dando un beso a sus padres dijo:
- Ahora sí que lo entiendo todo papá.. Y estoy muy contento de saber  que me queréis y que no me habéis engañado.

 Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la  mano mientras decía:
- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el  año que viene seguro que sí.

 Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres  Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.

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